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BATALLA CONTRA LOS FILIBUSTEROS DE 1856, Alajuela, Costa Rica

Título de fotografía:

BATALLA CONTRA LOS FILIBUSTEROS DE 1856

Tamaño:362x500
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Foto: BATALLA CONTRA LOS FILIBUSTEROS DE 1856 - Alajuela, Costa Rica

Datos de la fotografía

Foto realizada en Alajuela, Alajuela, Costa Rica.

Esta fotografía pertenece a la categoría del autor: HISTORIA

Fotografía tomada el 10 de Abril de 2012 a las 16:12

Cámara: NIKON CORPORATION (NIKON D3100)

Publicada el día 11 de Abril de 2012.

Información:

Francisca (Pancha) Carrasco (1826-1890)
Acompañó al ejército costarricense en la campaña contra los filibusteros.
Condecorada por el gobierno por su importante participación.
Defensora de las Libertades Patrias

Francisca (Pancha) Carrasco Jiménez nació el 8 de abril de 1816 en Taras de Cartago, a orillas del río Reventazón, en el seno de una familia acomodada.

Aun cuando durante esos años las mujeres no podían ingresar a la escuela, Pancha sabía leer y escribir.

La vida personal de Pancha Carrasco fue difícil y dura; sin embargo, enfrentó estas situaciones con actitud valiente, decidida y dispuesta, alcanzando un lugar fundamental en la historia de la defensa de la libertad y la soberanía patria.

La primera noticia de su participación en la política costarricense data del 29 de mayo de 1842, fecha en la cual Costa Rica vivía una época de inestabilidad política durante la presencia del general Francisco Morazán, caudillo cuyas fuerzas estaban formadas por centroamericanos quienes deseaban la unión del istmo.

Frente al poder de Morazán, montada a caballo y en compañía de varias mujeres, Carrasco instigó al pueblo para que les presentaran batalla. El incidente llegó a ser apenas un alboroto, más en esa oportunidad ella demostró una gran valentía al oponérseles.

Durante la década de 1850 Costa Rica y los demás países centroamericanos enfrentaron una nueva crisis política ante la invasión del estadounidense William Walker a Nicaragua y ante su idea de tomar el resto del istmo. En 1856 Juan Rafael Mora Porras, presidente de Costa Rica, lanzó una proclama llamando al pueblo a movilizarse y manifestar su patriotismo empuñando las armas para expulsar al invasor Walker.

En 1857, a sus 41 años, se casó por tercera vez, con el sargento Gil Zúñiga, sin embargo un año antes se inscribió como soldadera en el ejército nacional para combatir a los filibusteros.

La pasión que emanaron las históricas proclamas del mandatario Mora Porras tocó el corazón del pueblo costarricense y su orgullo. Pancha Carrasco no dudó en abandonarlo todo y marchó al lado de las tropas, convirtiéndose en la única mujer costarricense que tomó parte activa en las batallas que sostuvo nuestro país.

Como parte de la tropa, a Pancha se le asignaron labores consideradas en ese entonces como propias de las mujeres: cuidar de la cocina, remendar, lavar y atender los heridos. Después de haber recorrido a pie todo el trayecto desde San José a Guanacaste, siguió con las tropas el camino hacia el norte y llegó a Nicaragua. En la batalla de Rivas, que exigió una cuota de sangre altísima al grupo costarricense, Pancha Carrasco empuñó el fusil y tomó parte en la lucha establecida por la posesión del cañón. La que había viajado con intención de hacer menos dolorosa e incómoda la situación del soldado costarricense, no pudo resistir el dolor de ver caer a sus hermanos en tan duro combate y luchó fieramente contra los filibusteros.

Después, vivió todo el terrible drama de la epidemia del cólera. Retornó a pie a Costa Rica al lado del general José María Cañas, atendiendo en el camino a los enfermos, consolando a los desahuciados y enterrando a los muertos.

Cuando en las últimas semanas de 1856 el gobierno costarricense consideró necesario recobrar los puestos militares de la Vía del Tránsito, en manos aún de las tropas invasoras, Pancha acompañó nuevamente a los soldados. Marchó por entre selvas, pantanos y ciénagas hasta el río San Juan y el Gran Lago de Nicaragua. Las tropas costarricenses fueron ganando terreno en la zona, hasta que William Walker se rindió.

Cuando retornó la tranquilidad, el presidente Mora Porras organizó un reconocimiento público para los oficiales del ejército, a quienes condecoró. Francisca Carrasco, que se había destacado como una patriota valerosa, también recibió ese honor.

Después de su participación se retiró a vivir en su casa de la Puebla en la ciudad de San José, donde murió el 31 de diciembre de 1890.

Tras la muerte de Francisca Carrasco se decretó duelo nacional y se le rindieron honores militares correspondientes al grado de General de División. En 1994 la Asamblea Legislativa la declaró Defensora de las Libertades Patrias.

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